jueves, 3 de febrero de 2011

María Cojones y otras virtudes

Y que me duele la garganta. Y me he levantado con un cabreo de cojones. Últimamente tengo unos días en los que mi malafollá está por las nubes. Quizá es porque el suelo está lleno de gilipollas y, en las nubes, al menos vuelo, tal cual hacía Heidi con ese columpio que no sé de dónde coño salía.

Pero el cabreo ya se me ha pasado. Y, ojo, que no estoy premenstrual ni nada de eso. Lo que pasa es que llevo unos días con unos huevos como catedrales. Cualquier día de estos invito a todo el bloque a comer tortilla francesa y/o huevos pasados por agua.

Menos mal que ya es jueves. Llevo dos semanas que pa mí se quedan. Pero, ayer, cuando eran cerca de las diez de la noche y yo estaba a punto de acabar mi última página, entran dos con olor a destilerías DYC para informarnos de un concierto que van a dar mañana en un local. Obviamente, la menda se lo comió (y casi se lo bebió, con dos hielos y un poquito de Coca Cola Light yo les hubiera acompañado).

Empieza el 'músico' a explicarme las cosas del grupo. "Flamenco fusión". Coño, qué raro, yo escribiendo de cosas de flamenkito weno... ¿Será mi sino? Que si la vocalista "ama el soul" (tal cual). A mí no me cuadra el flamenco fusión y el soul. ¿Rollo Pitingo o qué? A lo que iba. El muchacho, con toda su buena intención, se frente a mí a contestarme lo que yo -a estas alturas experta de Johson en flamenkito weno- le preguntaba.

Y de repende... La incomodidad personificada: "Esto que hasemoh es flamenco fusión". Mirada a las tetas (sí, escote no, tetas). "La vocalista ama el soul". Mirada a las tetas. "Yo toco el teclado" (no hace falta que lo jures). Mirada a las tetas. "Y R. nos pone el sonido". Mirada a las tetas. "Pregúntame lo que quieras, que tú tienes musho arte". Mirada a tetas. Y a piernas, que una llevaba falda.

"No, ya con esto tengo bastante. Gracias". El del teclado se queda a mi vera. Lo miro en plan "yastá". Eso sí, con sonrisa que una, al margen de tener María Cojones, es talentosa. El teclista que no se va. "¿Y tú qué eres, de esta ciudad?". Uy, qué curioso nos ha salido. "Sí, sí"... "Ah, me alegro". ¿De qué se alegra? De aquí y a mucha honra! "¿Y dónde has estudiado, en Málaga?". Sí, hijo, sí. "Mi ex pareja era periodista". Ah... "Ya ves, en Jerez". Ah...

Pues así se tiró el tío peya diez minutos contándome su vida, la de su ex mujer y la del coño de su madre. Bueno, la de esta última no, que ella no tiene la culpa de tener un hijo mira tetas, teclista y pelín coñazo.

Para despedirse, me suelta: "Pues ná, a ver si vas al concierto". Sí, claro, "lo tengo que cubrir". "No, mujer, a tomar una copa, no todo va a ser trabajo".

Pensé que lo próximo que me iba a pedir era un polvo. Pero no. Alivio. "Eres muy agradable". Así terminó mi historia. Y la suya, claro.



Besos variados (más a ti, obviamente)

No hay comentarios:

Publicar un comentario