martes, 8 de febrero de 2011

Café

07.10 de la mañana. Un ‘clin’ en la Bb orgásmico. U ‘clin’ que, por supuesto’, se merece una respuesta por mi parte. Y, total, como a las 07.30 estaba puesto el despertador, qué son 20 minutos en la vida de una persona…

Allá que me levanto. Gata, beso, pasillo, cuarto de baño, pasillo, cocina, ventana, nevera, taza, leche, café, sacarina, microondas. Y aquí estoy. Escribiendo las primeras de las muchas letras que me quedan por escribir a lo largo del día.



Un día que se presenta con una invitación a desayunar por parte de un partido político. Ay… Ni putas ganas, para qué vamos a empezar a contar mentiras (tralará) a estas horas tan tempranas, en las que están empezando a poner los bancos, los árboles y las señales de tráfico…

Es que yo soy una persona que, años atrás, vivía de noche. Claro, luego acabé la carrera, encontré trabajo y no hubo más cojones que dosificar el espacio entre juergas y dormir. Porque, lo reconozco, soy una pequeña marmotilla. La cama debería ser monumento nacional, como el Toro de Osborne. Y no precisamente porque sólo se pueda dormir en ella. De hecho, yo creo que la cama, junto a la Coca Cola, la píldora anticonceptiva y la leche sin lactosa (barriendo para casa), es uno de los mejores inventos de la Historia.

Por cierto, acabo de leer que hoy hace 50 años de la primera vez de The Beatles. La malafollá (absolutamente genética GRX, como mi apellido), las maniobras de distracción y The Beatles son herencia paterna. Un beso desde aquí. De mi madre, el resto. Pero todo, absolutamente todo. No hay duda de que soy hija de mi madre. Otro beso desde aquí.

El café se me ha quedado helado. Helado no. Lo siguiente. Acabo de ver las uñas que se ha puesto una amiga mía y me he quedado como el café. Helada. Tengo que pasar por chapa y pintura. Me tengo que hacer una foto, no puedo decir que no. En el fondo, se lo merece. Shhh.

Besos variados, especialmente para ti

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